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Objeto de deseo y admiración allá por donde pase. La fórmula más sencilla y exitosa de un deportivo de armas tomar que enamora por lo que representa, por su rango de prestaciones, por sus dimensiones y su esencia. Un coche que como los viejos rockeros, nunca debería morir…

La idea fue serle infiel. Traicionar la esencia de los muscle car americanos más auténticos y en particular traicionar una versión inspirada en el legendario Mustang Mach1 de finales de los años 70. Porque pensaba probar el Mustang Mach-E, el abanderado de Ford en lo referente a electrificación y también un referente por prestaciones. Es lo que hay. No nos pongamos cabezones, es el futuro y de una u otra forma todos vamos para allá. Es el futuro y a lo que van todas las marcas porque si quieren seguir vendiendo coches, al menos en Europa, serán, en su mayoría, eléctricos, al menos dentro de unos años. No habría sido el primer eléctrico que probamos en Motor&Sport tras el Porsche Taycan, y quizás lo probemos pronto, pero se nos pasó por delante este imponente Mustang Mach 1 y la atracción fue irresistible. Quizás suene irrespetuoso o poco cívico, pero donde haya un buen motor de gasolina… ya habrá tiempo para los eléctricos o lo que venga. Me da pena pensar que, por normativas futuras, políticos intransigentes y otras necedades se puedan quedar fuera del mercado coches como este, por su nivel de emisiones y lo que penalizan en forma de multas a sus fabricantes. Cuando lo pienso me apena por las generaciones venideras, porque lo que es la mía, los hemos disfrutado muchísimo y seguimos haciéndolo.

Larga vida al Mustang
Coupés deportivos que emocionen hasta el extremo más absoluto hay algunos, pero pocos como el Ford Mustang Mach 1, y mucho menos al precio que se ofrece. Ford lo puso a la venta con cambio manual de seis relaciones por 62.970 euros y con caja automática de 10 velocidades por 65.970 euros. Pocos coches ofrecen tanto por ese dinero, que no es que sea un regalo, pero en este coche, y más tras probarlo, y no solo este, prácticamente toda la gama, lo cierto es que lo vale. Ahora el problema quizás sea encontrar uno disponible de esta generación, pero eso es otro asunto. Además, esta prueba tiene un afinado sentido nostálgico o de despedida, porque al tiempo que la hacíamos salía a la luz el nuevo Mustang en USA y además hablamos de una serie limitada, lo que añade un valor adicional que atrae especialmente a coleccionistas o a los que buscan un coche que sea lo más especial o exclusivo posible. Muchos datos que digerir, pero el nuevo Mustang es en realidad una evolución de este mismo coche, más sofisticada, más elegante y equipado, quizás más tecnológico y algo más deportivo, en cualquier caso, un coche diferente al que damos la bienvenida. Al nuevo Mustang de gasolina le queda vida. Pero volvamos a nuestro coche, al Mach 1.

Preparado por gente racing
Este es un coche muy especial en el que un equipo de locos apasionados por los deportivos, la eficacia y la velocidad, han volcado toda su experiencia para hacer lo que ellos querían. Así, la carrocería hiper musculosa, la tracción trasera y motor V8 atmosférico de Ford asociado al cambio manual de seis relaciones lucen como un auténtico sueño… un sueño hecho realidad. Ni sobrealimentación ni inventos raros, la alimentación forzada firmada por Shelby es suficiente para ganarle diez caballos de potencia extra a la versión precedente para ofrecer los 460 CV de pura raza. Este Mach 1 se ha vitaminado en todo lo que se ha considerado oportuno sin perder la esencia básica del mismo coche, y además de mejorar la admisión, se han optimizado todos los sistemas que le permitan destacar frente al cronómetro. Estamos ante un coche, digamos, carreras cliente, si bien no ha sido desarrollado para competir en un determinado campeonato, lo cierto es que sí que ha sido creado para satisfacer por completo las exigencias de los conductores más deportivos y los que no dudan en meterlo en circuito para cronometrarse vuelta tras vuelta. Además del motor vitaminado se ha mejorado el sistema de refrigeración tanto para el motor como para caja de cambios incluyendo nuevos radiadores y retoques en diferentes conductos de refrigeración para que el trabajo más exigente de los circuitos sea más llevadero para la robusta mecánica de Ford.
De las versiones más deportivas, tales como el Shelby GT500, que no se han vendido en Europa, se han tomado evoluciones que afectan al bastidor, con nuevas leyes de dureza para la dirección y la suspensión, que incluye muelles y barras estabilizadoras más rígidas. Del universo de piezas creadas por los expertos en competición, los de Shelby no son solo los mejores en eso, son los homologados por Ford para realizar todos sus inventos. También se han potenciado los frenos, algo fundamental si tenemos más potencia y por tanto mejores prestaciones. El sistema de frenos lo firman los especialistas de Brembo que han dispuesto discos ventilados de 380 mm delante y de 330 atrás con pinzas de seis pistones delante, lo que garantiza una frenada espectacular y además muy resistente al peor trato. Por si esto fuera poco, en el apartado de los neumáticos no se han andado con chiquitas, y es que este Mustang Mach 1 recurre a las llantas de 19 pulgadas, pero con garganta de 9,5 pulgadas delante con neumáticos de 245 mm y de 10 pulgadas de garganta detrás con neumáticos en 275 mm y perfil 40, unas ruedas bien grandes que garantiza la pisada de un genuino deportivo o incluso la de un coche de competición si lo calzamos con algún producto especialmente deportivo. Y hay mucho más en cuanto a la puesta a punto, porque se han incluido pequeñas modificaciones en el spoiler delantero y el difusor posterior, junto a un discreto labio superior sobre el alerón trasero que en su conjunto incide en una mayor carga aerodinámica que se encarga de mejorar la estabilidad a muy alta velocidad.

Fabricado para hacer disfrutar
Al volante es un coche muy especial, es emocionante, pero exige respeto, al menos en los primeros kilómetros, luego, sin perderle el respeto, no es tan caballo loco como alguno podría pensar. Más bien al contrario, destaca por su equilibrio, por la progresividad de su entrega de potencia y por la eficacia de su diferencial autoblocante con control electrónico. Es un fantástico compañero de viaje, y un sensacional socio para la diversión más absoluta cuando el circuito nos lo permite. Pulsar el botón de arranque te eriza la piel y activa los sentidos. Y todo está perdido porque el ronroneo del V8 americano no tiene igual. El cambio es duro y muy preciso, lo que se agradece aún más. El motor no titubea en ningún momento, y como decíamos, es progresivo hasta las 4.500 rpm, pero es que a partir de ese momento es explosivo hasta llegar al corte de inyección, que llega por encima de las 7.500 rpm.
El Mustang nos ofrece un completo menú de conducción en el que el cuadro de mandos se transforma y el sonido cambia y las pulsaciones del que lo pilota se incrementan irremediablemente. Se puede elegir entre normal, Sport, Sport+, circuito y Launch Control y también hay un programa para superficie deslizante que es muy recomendable si las cosas se complican o llueve mucho. El Mustang Mach 1 es apto para todos los públicos, no es un coche difícil, ni muy exigente ni mucho menos complicado de conducir. Al contrario. Todo lo hace fácil, y solo te pone en aprietos si te empeñas en sacarle la quintaesencia. El motor no se acaba nunca. Imposible subir a las 7.000 rpm en todas las marchas, las tres primeras bien, pero luego no hay circuito que aguante tanta velocidad… 267 km/h dice, pero da la impresión de que podría seguir escalando por el velocímetro mucho más allá. No hay límites para el Ford Mustang Mach 1.

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